RETALLS DE PREMSA
«Andreu Sotorra: "Lo que no se puede hacer es tomar el pelo a los niños"»
- Revista Primeras Noticias
- Entrevista feta per Esther Lopezosa
- Març 1993
- Andreu Sotorra, escritor y periodista, lleva toda su vida dedicado a las letras. Se especializó en literatura juvenil hace diez años. Sus novelas dedicadas al público juvenil van más allá de la corriente literaria a la que estamos acostumbrados, nos adentran en el siempre difícil y arriesgado realismo crítico, es decir, la tendencia a plantear a los jóvenes historias con problemas candentes de la realidad que les envuelve.
- El año 1992 fue sin duda especial para Andreu Sotorra. Ganó varios premios: el Vaixell de Vapor con la obra 'La medalla', el Lola Anglada de cuentos infantiles y el EdiLiber. Además quedó finalista del Premio Folch i Torres de novela infantil. También durante el pasado año sacó a la calle cuatro libros. En este momento tiene otros cuatro en proceso de publicación. Además de escribir para niños, jóvenes y adultos, Andreu Sotorra es periodista y lleva en el periódico Avui, donde trabaja, la sección infantil y juvenil del suplemento de libros.
- ¿Por qué o para qué creaste esta sección?
- No para hacer crítica sino para divulgar la literatura infantil y juvenil. El Avui es el único periódico que tiene semanalmente una página dedicada a la literatura infantil y juvenil, de una manera consciente, es decir: con un seguimiento de novedade, haciendo caso de los ilustradores y con una reseña como se haría para un libro de adultos. Yo creo que lo que se ha hecho con esta sección es poner la literatura infantil y juvenil a la categoría del resto de la literatura.
- ¿Qué te llevó a escribir literatura infantil y juvenil?
- Creo que influyó mi etapa de maestro, en los años de la escuela activa, los setenta. El contacto con los niños y la gente joven me llevó a escribir algunos cuentos. Gané dos años el premio Cavall Fort y fui publicando, aunque sin dejar nunca de escribir para adultos. Unos años despues gané el premio Joaquim Ruyra. De todas maneras no he llevado un ritmo muy apretado. Hasta el año pasado, para jóvenes solo tenía publicados cuatro libros. Porque tampoco me parece que se tenga que fabricar tanto.
- Pero durante 1992 has publicado cuatro libros y tienes otros tantos a punto de salir...
- El fenómeno del año pasado ha sido un poco especial. Te lo explico. En estos últimos años en la literatura infantil y juvenil no se ha mirado mucho lo que se publicaba. Hasta hace dos o tres años se han publicado auténticos disparates, mal escritos y que no aportan nada. A mí no me intersaba entrar en esta rueda. Pero últimament la situación social y literaria ha variado y las cosas han empezado a salir solas.
- ¿Como son estos últimos libros publicados?
- Dos son para adultos. Los otros dos no del todo nuevos. 'Allò que Atlanta s'endugué' és el premio Ruyra que lo he reescrito y he actualitzado. El otro libro es '¿On és Berna, Ilse?' que hace diez años ganó un premio para adultos; también lo he reescrito pero prácticamente sin tocar nada. Siempre me había parecido que era una obra para jóvenes y la había ofrecido a bastantes colecciones, pero ponían pegas. He tenido que esperar diez años para colocarlo en una colección para jóvenes. Lo curioso es que, mientras tanto han ido entrando originales de autores de otros países y últimamente los editores nos decían que nosotros no escribíamos cosas reales como los autores extranjeros. Pero eran ellos mismos los que frenaban los temas vivos. Este libro, por ejemplo, trata de una chica que se queda embarazada. Los editors de hace ocho o diez años se escandalizaban, sobre todo porque muchos tienen detrás un aparato capitalista con ciertos esquemas. Actualmente el mundo editorial está copado por grupos religiosos y éstos son los número uno en la literatura infantil. El editor piensa mucho en los padres y en los maestros.
- ¿Qué función ha de tener la literatura infantil y juvenil?
- No creo que sus principios sean la educación y la pedagogía. Para el niño pequeño que no sabe leer tendría que ser la educación para consumir libros cuando sea mayor. Sólo en este caso se puede permitir que los libros sean especiales, pero a partir de aquí no se puede hacer más pedagogía. El libro siempre es, más que educativo, una experiencia.
- ¿Te condiciona mucho la edad del lector?
- No mucho. Hoy en día una persona de 16 años tiene mucha experiencia. Cuando escribes para niños lo adaptas más a una edad, pero eso no quiere decir que no lo puedan leer los mayores. Hay fábulas clásicas y cuentos populares que tienen muchísimas lecturas, desde los cinco hasta los noventa años. Yo creo que cada edad tiene que hacer su lectura. Lo importante es perder el miedo a leer. Yo leo algunos de estos libros, otros no porque son tomaduras de pelo. Lo que no se puede hacer es tomar el pelo, pensar que al ser para niños cualquier payasada vale.
- Has ganado muchos premios de literatura infantil y juvenil. ¿Qué opinas de este tipo de premios?
- Es la única manera que hay de publicar. Siempre he dicho que los premios no son un objetivo, sino un medio. La editorial a través de los premios puede promocionar mejor, la gente compra más estos libros, y también te dan a conocer. Pero los premios no tendrían que ser el objetivo. Debería haber una situación comercial lo suficientemente madura como para no tener que recurrir a ellos. Porque un premio siempre es peligroso.
- En tus novelas para jóvenes siempre hay un componente de denuncia.
- Màs que de denuncia, de constatación de la situación real. Ahora hay unos problemas: inmigración, xenofobia, racismo, sida, paro... Problemas graves que la escuela de los próximos años se encontrará. Y los niños al primer sitio que van es a la escuela. Un poco voy por ahí.
- ¿Se puede decir que actualmente la literatura juvenil tiende hacia un realismo crítico?
- Se cultiva más que antes. Las editoriales lo han pedido y los lectores también. Los jóvenes se sienten más a gusto con ella, aunque también se encuentran bien con un buen libro de fantasia. Hoy en día, cuando un niño de siete años llega al libro ya tiene un bagaje de dibujos animados, de películas de gran fantasía... y según qué no cuela. Una manera de atacar es ir al fondo. Arañar lo que a un chico de 9 años puede pasarle o puede pensar. Por eso se vueve bastante a la novela que relata unos hechos vivos, quizás más romántico pero la gente se siente más identificada. Ya ha pasado aquello más abstracto, simbolista.
- ¿Qué te planteas distinto al escribir un libro si es para niños o para adultos?
- 'Servei de protocol', por ejemplo, es un libro que un niño de 13 años podría leer, pero no tendría un gran interés para él, porque lo que refleja es la madurez o la picardía a partir de una cierta edad. Sería avisarlo demasiado pronto de que las cosas no son como parecen. Hay mucha ironía. Un ejecutivo tiene una ilusión, conseguir una plaza en unos lavabos públicos. Claro, para un niño, esto entra en el campo de lo abstracto, del realismo mágico.
- ¿Se considera la literatura infantil una literatura de segundo orden?
- Segurísimo. De esto tienen la culpa las escuelas y los institutos, porque tendrían que presentarla tan importante como otro tipo de literatura y no lo hacen. La universidad tampoco la trata, éste es unode los pocos países donde no hay una cátedra de literatura infantil y juvenil. Para los medios de comunicación tampoco tiene valor. A esto han ayudado los editores, ue no la promocionan porque les funciona por otros canales, y sobre todo los mismos autores que muchas veces se han dado de menos.
- ¿Has visto la serie televisiva 'Celia'?
- He tenido interés en verla. Entré con cierta reticencia por ser una narrativa de hace tantos años. Elena Fortun es de la época de Folch i Torres y Lola Anglada. Lo que hace con Celia es muy duro... aquella cría es malvada, aunque se va viendo porqué es así. Esto sería el realismo crítico actual pero sesenta años atrás. Creo que en el fondo ignoramos muchas cosas propias. Ahora descubrimos esto, sesenta años después, y en el año 2050 descubriremos que aquí ha habido alguna cosa que estaba muy avanzada.
[Text íntegre de l'entrevista publicada a la Revista Primeras Noticias. Feta per Esther Lopezosa. Març 1993]
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