Novela El ejemplo de Benguerel ´Els vençuts´ de Benguerel (Barcelona, 1905-1990) está en las antípodas de la literatura testimonio que hoy tanto se aprecia Se trata de una novela ágil, de estructura clara y a la vista; los diálogos están integrados en el relato y marcan el ritmo
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JULIÀ GUILLAMON - 20/07/2005
En 1952 Xavier Benguerel acababa de regresar a Barcelona tras dieciséis años en Chile y uno de sus primeros proyectos fue escribir una novela que relatara la experiencia de los primeros momentos del exilio: el paso de la frontera, la llegada a Le Bolou, la afortunada mediación de un generoso protector y la estancia posterior en los refugios intelectuales de la antigua caserna de bomberos de Toulouse y del castillo de Roissy-enbrie. El resultado fue una extensa novela, Els fugitius,a ratos prometedora, pero en conjunto, amazacotada y desigual, en el que las experiencias personales parecían resistirse a la disciplina de la composición. Benguerel, que en Chile había escrito unos cuentos sobre la vivencia del exilio elípticos y tenebrosos, chocaba con la imposibilidad de distanciarse de sus recuerdos. En 1969 la situación era notablemente distinta. Había adquirido experiencia como narrador. Sus novelas, El testament y Gorra de plat le habían procurado un público amplio. Alfaguara, que por entonces editaba en catalán, lo tenía por una de sus principales figuras. El régimen se había abierto y hablar del exilio ya no era tabú. Las desgracias del campo de Argelers, que no aparecían en la primera novela, pasaron a ocupar toda la segunda parte, a través de los testimonios de Jaume Pla, Avel·lí Artís y Miquel Ferrer, que le contaron lo que no había visto. Benguerel no se limitó a remozar chapa y pintura: sometió Els fugitius a una profunda reestructuración y a una eficiente reescritura, de la que resultó una obra totalmente nueva y mucho mejor: Els vençuts, que se publicó por primera vez en 1969 y que Edicions de 1984 acaba de reeditar para el disfrute de los que aún no lo conocen.
En estos días en que a la literatura en catalán le cuesta tanto conseguir un éxito de ventas vale la pena examinar las novelas de Benguerel que hace unas décadas fueron estrepitosos hits. Els vençuts es una novela ágil, con una estructura clara y a la vista, dialogada en muchas de sus partes. Los diálogos están integrados en el relato y marcan el ritmo. El conflicto refugios/campos de concentración se aborda desde el equilibrio y el matiz, Benguerel no se queda con lo aparatosamente violento, trata a sus personajes con piedad, sin dejarles caer en la abyección y la desesperación. Finalmente, sabe concretar nódulos de sentido que dan pie a imágenes memorables. Uno de mis preferidos es el del traductor que ante la terrible cochambre de la playa de Argelers se horroriza al recordar el verso de Baudelaire: "Homme libre, toujours tu chériras la mer".
Els vençuts és una construcción novelesca en las antípodas de la literatura testimonio que hoy tanto se aprecia. Y sin embargo funciona como narración y como documento. No cae nunca en la simplificación. Si se compara con Xabola de Agustí Bartra o conCampodeconcentración de Ferran de Pol no queda en mal lugar. Uno de sus principales valores es la lengua. Benguerel forma parte de una de las mejores generaciones de escritores catalanes, que combinan una cierta tendencia a lo rebuscado, hija del noucentisme, con la necesidad de encontrar un estándar narrativo que permita hablar de todo. Benguerel supo adaptar ese lenguaje a la Barcelona menestral, a la experiencia del éxodo, a las vivencias de un chico que asiste al paso del anarquismo utópico a la acción directa. Recuerdo una entrevista que le leí en un volumen de la revista del Poblenou Quatre cantons, recuperado en el Mercat de Sant Antoni: "Jo, pobre de mi, sóc un humil servidor de les coses que estimo". Entonces pensé que se trataba sólo de paisajes y recuerdos. Pero Benguerel sirvió siempre a los lectores. |
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