Per entendre la (bona) feina que hi ha hagut al darrere de Le mani forti n'hi ha prou d'adonar-se de la mirada dura i els angles marcats al rostre de Mercè Martínez. Valen un premi Butaca a millor intèrpret. L'actriu amable de musicals com ara Paradís i No són maneres de matar una dona i de sèries com ara Porca misèria és esquiva, infeliç, desagradablement lúcida. L'actor Oriol Vila també correspon amb ofici i juga entre el paper de noi voluble i l'agressiu. La compensació en l'evolució dels dos personatges és un mèrit del director Marc Martínez, que ha tornat a saber plasmar situacions reals, quasi podríem dir quotidianes (si no fos per l'extrem final que converteix el cas en notícia de portada de successos). Un altre mèrit de la posada en escena és la decisió dels plans llargs silenciosos. Poesia i dramatisme en estat pur. El gronxador, omnipresent i pràcticament immòbil, parla prou clar de l'edat de l'adolescència. El bassal, on es llançaran, mostra gràficament la voluntat del crim. Un assassinat que no tacarà de sang. En comptes de cinquanta punyalades, mig centenar de cops que sonen com el metall. La il·luminació, molt ben retallada, permet identificar l'amagatall del noi (brillant detall amb la suspensió de camió reconvertible en seient i que evoca el perill amb una punxa expectant).
Hi ha peròs. L'obra, amb un vocabulari pròxim i directe, cau sovint en escenes reiteratives. La voluntat de l'autor és que l'espectador percebi l'evolució dels caràcters. Es llegeix com la infelicitat porta a la inconsciència i a la violència, a vegades, per pur avorriment. És imprescindible veure com la noia va encerclant el xicot però caldria trobar-li diferents formes i situacions dramàtiques que, de pas, podrien completar els carrers per on es troba la parella. L'espai de la biblioteca, tant recomanable per a la majoria de peces de petit format, no hi juga a favor perquè la música sona reverberada i perquè la disposició de les cadires cau lluny de l'acció. Massa distanciats per escoltar les trepitjades de peus descalços de la terra.
S'insinuen les causes del crim (l'obra presenta teatralment un cas real d'una noia que aconsegueix convèncer el seu xicot per assassinar la mare i el fill petit, que, deia, li feia la vida impossible) però sense pontificar. Se sentencia una societat del benestar que genera joves sense ideals i que no saben discernir entre realitat i joc de rol, entre vida i cinema. És just que la producció rodi i faci temporada.
Jordi Bordes El Punt 14/07/2007
Demasiada crispación
Es evidente que hoy, muchos jóvenes -lo leemos a menudo en los periódicos- llegan a robar, agredir o maltratar físicamente a sus padres. Es evidente que los adolescentes muestran alarmantes dificultades para adaptarse al mundo que les ha tocado vivir y que la libertad aparente en que viven, les hace sentirse a menudo desarraigados, perdidos y sin objetivos vitales. En este sentido, la temática de Le Mani Forti es de actualidad.También es cierto que en Italia, en 2001, se dio el terrible caso de un chico y una chica de 16 años, que mataron a cuchilladas a la madre y el hermano de ella.
Basándose en estos hechos, Marco Calvani (Prato, 1980), autor con algunos éxitos teatrales en su haber, escribió este texto en 2006, que ya ha sido traducido a varios idiomas. Texto de frases cortas y segmentadas, de breves escenas y significativos silencios, de angustiosa crispación, Le Mani Forti nos muestra a los dos jóvenes unos meses antes de fraguar los asesinatos, unos instantes después de su crimen.La droga, el sexo, las birras, el baile desenfrenado, las salidas, el acid rock, la soledad, el viaje a ninguna parte, la huida interior de él, la huida hacia delante de ella, los elementos que componen la soledad y la insatisfacción, las huidas hacia ninguna parte de algunos adolescentes y jóvenes de hoy, todo forma parte del texto, de la adaptación que nos muestra Marc Martínez quien hace años triunfó con Super-Rawal.Un gran espacio cubierto de tierra y fango con un segmento de blanca pared de viejos ladrillos acoge una serie de escenas entrecortadas, fragmentadas y de gran crispación entre dos jóvenes. Él, de clase obrera, ha huido del mundo para refugiarse en un pequeño espacio desnudo, cercano a la construcción de una autopista. Ella, de clase media-alta, irrumpe en su mundo, con su crispadísima insatisfacción para transtornarle y llevarle a los límites de la locura y al asesinato. Ella parece ser «la mala», la que destroza su vida.Y esto resta credibilidad a la historia.
Mercé Martínez se desborda desde el principio en una frenética y crispada insatisfacción, con enorme energía física; admirable pero sin posibilidad de graduar el ritmo dramático, su actuación no crece por lo que consigue monotonía en su desbordado frenesí.Oriol Vila, mucho más comedido, sí evoluciona de un estado de aislamiento a otro de alienación, de ser dominado hacia el frenesí de ella hasta llegar al monstruoso crimen. Le mani forti es un buen espectáculo pero la uniformidad de su fragmentada y crispada desmesura le resta interés
Maria José Ragué El Mundo 15/07/2007
Crónica de un desamparo
Son dos adolescentes, bastante normales. A ella no le gusta su madre. La aborrece. Se siente desamparada. Tampoco le gusta su cuerpo, se cree gorda. Ni su voz. Ni el mundo que la rodea. Ni el colegio de pijos al que va. Él es más tranquilo y acepta las cosas como le vienen. Pero está muy enamorado de ella. Dos adolescentes como tantos que corren por las calles y desparraman sus energías en las discotecas a golpe de birra y algo más. Éstos (la obra está basada en hechos reales ocurridos en Italia), sin embargo, llegaron al crimen, mataron a la madre y al hermano pequeño de ella. ¿Por qué? Le mani forti es el relato de la relación amorosa y vital de los dos adolescentes y una aproximación a sus perfiles psicológicos. Le mani forti es una propuesta textual cuya mejor virtud y principal problema es el mismo: utilizar palabras y frases propias de la edad de los personajes en un camino hacia la cuestión sin respuesta: ¿por qué? Un texto que necesita una puesta en escena como la que propone Marc Martínez, acorde con una teatralidad contemporánea con muchas imágenes, escenas cortas y un juego de luces y banda sonora que ilustran el mundo de los protagonistas. Consigue así una atmósfera tensa, inquietante, que suple plenamente la falta de crescendo del texto.
Credibilidad
Martínez ha acertado también en la elección de los intérpretes y en su dirección. Ylo digo porque no es fácil meterse en la piel de unos adolescentes y hacerlos absolutamente creíbles. Mercè Martínez y Oriol Vila se entregan a un esfuerzo actoral en el que lo visceral, lo carnal y lo matérico forman una buena aleación. Bravo por ellos. Creo, sinceramente, que Le mani forti es un espectáculo muy recomendable para adolescentes, pero aún más para padres de adolescentes.
Como creación teatral acusa algunos efectismos innecesarios, como un triple final con el que el director ilustra (con peliculita de la infancia perdida incluida) la que sería la tesis del espectáculo: al fin, el desamparo. ¿Por qué se mata? ¿Por qué mataron? Estoy seguro de que las consecuencias últimas habría que buscarlas en razones ajenas a los implicados y, por tanto, la importancia de un espectáculo teatral como éste es su compromiso con los problemas de nuestra realidad. Véanla ahora. Ysi no, pueden esperar a septiembre, cuando se presentará en temporada en la sala Capitol 2.